Llega el calor y con él las ganas de nadar y bañarse en una piscina para obtener unos momentos de relax y, de paso, practicar algo de deporte. ?Por qué no poner una en casa? Además de ser bastante más cómodo, se evitan los desplazamientos y otras inconveniencias. Lo único necesario para disfrutar de un espacio relajante y exclusivo en el hogar es algo de espacio en el jardín.
Como en todo, hay muchos tipos de piscinas, dependiendo del tamaño, de la forma, de la profundidad, de la estructura y el montaje, etc. Por ello, hay que tener en cuenta el entorno en el que se va a ubicar. El tamaño debe ser el adecuado, lo suficiente para que deje espacio alrededor, al menos para caminar, pero sin acotarla en unas dimensiones mínimas. El diseño debe ser algo muy estudiado para que no desentone con el resto del jardín.
Las piscinas son incluso una inversión. Pueden resultar un valor añadido al coste de la vivienda y se valoran mucho en la venta de la casa porque pueden usarse durante toda la vida. Además, en el caso de las individuales, no se necesitan permisos especiales para su construcción ni para su mantenimiento ya que la normativa se relaja en aquellas instalaciones de uso y disfrute para una sola vivienda.